Introducción: ¿Por qué es crucial hacer las preguntas correctas?

Contratar un servicio de vigilancia privada no debería ser una decisión tomada a la ligera. Estamos hablando de delegar la seguridad de personas, bienes e instalaciones a una empresa externa. Sin embargo, muchas veces el proceso se basa en la urgencia o en lo económico, dejando de lado aspectos fundamentales que, de no ser revisados a tiempo, pueden terminar en graves problemas legales, operativos o de seguridad real.

A lo largo de los años hemos tenido que revisar y firmar varios contratos de vigilancia, y si algo hemos aprendido es que la información que no se pide, se asume… y lo asumido cuesta caro. Por eso, hemos reunido las 10 preguntas imprescindibles que debes hacer antes de firmar cualquier contrato con una empresa de seguridad. Estas preguntas surgen tanto de nuestra experiencia directa como de errores que he visto cometer a otros.

Este artículo está diseñado para ayudarte a identificar aspectos que, de otro modo, podrías pasar por alto: desde permisos legales hasta el perfil del personal que llegará a tu puerta.


1. ¿La empresa de seguridad cuenta con permisos vigentes y en regla?

Este es el primer filtro y, aunque parezca básico, muchos lo omiten. Cualquier empresa de vigilancia privada debe estar debidamente registrada y autorizada por las autoridades correspondientes de seguridad pública y cumplir con la normativa vigente en tu país o estado. No basta con tener un nombre atractivo o una página web profesional; los permisos deben estar actualizados y en regla.

En nuestra experiencia, lo primero que pedimos es verificar que los permisos estén vigentes. Esto incluye la licencia de operación, el registro ante las autoridades locales y cualquier otro documento que acredite legalmente su funcionamiento. Hemos aprendido que si una empresa titubea en entregar esa documentación, mejor buscar otra opción.

Recuerda: una empresa sin permisos no solo pone en riesgo tu seguridad, sino que también te expone legalmente en caso de un incidente.


2. ¿Cómo está el personal ante el IMSS y qué prestaciones reciben?

Este punto muchas veces pasa desapercibido, pero es crucial para evitar complicaciones legales o laborales. ¿Están los vigilantes dados de alta en el Seguro Social? ¿Tienen cobertura médica? ¿La empresa les paga vacaciones, aguinaldo y seguro de vida?

En nuestra política interna, uno de los puntos que siempre verificamos es que los vigilantes estén debidamente dados de alta en el IMSS, y que se nos entreguen comprobantes mensuales de sus pagos y prestaciones. No solo es una muestra de formalidad, sino una forma de asegurarte de que estás contratando un servicio con prácticas laborales justas. Esto, a largo plazo, se traduce en personal más estable y motivado.

Además, si llega a haber una denuncia laboral, tú como contratante puedes verte involucrado si no verificaste estas condiciones.


3. ¿Cuál es el perfil y nivel de capacitación del personal de vigilancia?

No todos los servicios de vigilancia requieren el mismo perfil. Un centro comercial no necesita lo mismo que una residencia privada o una zona industrial. Por eso, es clave preguntar por el perfil de los elementos asignados: edad, experiencia previa, tipo de capacitación recibida, rotación del personal, etc.

En nuestra experiencia preferimos personal con un perfil intermedio, ni muy joven ni de edad avanzada, con experiencia comprobable y plan de capacitación actualizado. Esto ha sido vital para evitar problemas como el uso excesivo de la fuerza, desatenciones o incluso maltratos al público.

No temas solicitar evidencia de su capacitación. Pregunta si han recibido cursos de manejo de conflictos, primeros auxilios, uso de radios, protocolos de emergencia, etc. Esto dice mucho sobre el nivel de profesionalismo de la empresa.


4. ¿Qué mecanismos tienen para cubrir ausencias o reemplazos?

Una de las situaciones más comunes en este tipo de servicios es la ausencia imprevista del vigilante asignado. Ya sea por enfermedad, incapacidad o cualquier otro motivo, la empresa debe tener claro cómo cubrir ese espacio sin afectar la operación.

Un punto no negociable para nosotros ha sido que si el vigilante de reemplazo no puede llegar, no se permita que el mismo elemento cubra turnos mayores a 24 horas. Esto lo dejamos por contrato. Y además, exigimos que el personal de relevo no venga de otro servicio inmediato, sino que sea un elemento disponible y en óptimas condiciones.

Una empresa responsable tendrá planes de contingencia para estos escenarios. Pregunta cómo los manejan, cuánto tardan en enviar a alguien más y si puedes aprobar previamente a los posibles reemplazos.


5. ¿Los turnos están regulados para evitar jornadas mayores a 24 horas?

Puede parecer algo obvio, pero créeme, hay empresas que se aprovechan de la necesidad de sus empleados y los mantienen jornadas extenuantes de hasta 72 horas, lo cual es inhumano e ilegal. Esto afecta directamente la calidad del servicio, pues un vigilante cansado está más propenso a cometer errores.

Nosotros dejamos claro en el contrato que bajo ninguna circunstancia se permiten turnos prolongados, y si hay una eventualidad, deben enviar a un reemplazo. También debe existir registro de entradas y salidas para poder monitorear este cumplimiento.

Asegúrate de preguntar por la política de turnos, descansos y jornadas máximas permitidas por contrato. También puedes pedir ejemplos de cómo lo manejan en otros sitios.


6. ¿Se envían comprobantes mensuales de prestaciones y pagos?

Este punto es fundamental para dar seguimiento a que la empresa está cumpliendo sus obligaciones laborales. Nosotros solicitamos mensualmente los comprobantes de pago de prestaciones, aportaciones al IMSS, Infonavit o cualquier otro beneficio que el vigilante deba tener.

Esto no solo protege al trabajador, sino también a ti como contratante. Recuerda que si llega a haber una demanda laboral y se comprueba que no existían prestaciones, tú puedes ser señalado como corresponsable si no exigiste estos documentos.

Un proveedor profesional no tendrá ningún problema en compartir estos comprobantes cada mes. De hecho, muchas ya lo hacen como parte de sus reportes de servicio.


7. ¿Cómo se asegura la presentación: uniformes y conducta del personal?

La presentación del vigilante es la primera impresión de tu empresa, fraccionamiento o negocio. Uniformes limpios, correctamente portados y personal con buena actitud son señales de profesionalismo. Este detalle, que puede parecer menor, cambia por completo la percepción del servicio.

Para nosotros es indispensable que los uniformes estén siempre impecables, que se cambien con frecuencia y que el vigilante mantenga una conducta adecuada y cortés. En caso de descuido, lo reportamos de inmediato y esperamos respuesta formal.

No tengas miedo en pedir una cláusula en el contrato que contemple estándares de presentación y actitud. También puedes pedir evidencias visuales de cómo lucen sus elementos en activo.


8. ¿Qué hacer si el vigilante asignado no cumple con las expectativas?

Este es uno de los puntos más importantes y menos documentados. ¿Qué pasa si el vigilante no encaja con el sitio? ¿O si hay quejas constantes por mal comportamiento? ¿Cuál es el protocolo para solicitar su reemplazo?

Nuestra experiencia nos enseñó que el reemplazo debe realizarse sin demoras y tomando en cuenta nuestras razones. También debe quedar claro que la empresa no debe reutilizar al mismo elemento en otros turnos futuros sin consulta previa.

Lo ideal es que el contrato contemple un proceso ágil de reemplazo, máximo en 24 horas, y que la solicitud no tenga que pasar por justificaciones interminables. Una buena empresa valorará tu satisfacción y no se tomará como un reclamo personal.


9. ¿La empresa de seguridad responde ante robos o negligencia?

Este punto se relaciona directamente con la responsabilidad civil. Si un vigilante por negligencia permite el acceso a un intruso o no actúa correctamente en una emergencia, ¿la empresa se hace responsable? ¿Tienen un seguro que cubra robos, daños o pérdidas?

En nuestra experiencia, pedimos que la empresa tenga un seguro vigente de responsabilidad civil, y que nos entreguen la póliza. Si llega a ocurrir un robo por omisión del vigilante, la empresa debe responder, o al menos tener un proceso formal de investigación y compensación.

Este tema debe quedar claramente establecido en el contrato. No lo dejes en el aire.


10. Conclusión: Un contrato de vigilancia es más que una firma

Firmar un contrato de vigilancia es mucho más que firmar un papel. Es abrir la puerta de tu seguridad a terceros, y eso conlleva una enorme responsabilidad. No te quedes con lo básico. Pregunta, verifica, exige documentación y, sobre todo, no firmes nada hasta tener respuestas claras y por escrito.

En nuestra experiencia, cada una de estas preguntas ha sido determinante para elegir entre una empresa profesional o una que solo busca facturar sin dar resultados. Y no es que se trate de ser desconfiado, sino de proteger lo que más importa: tu tranquilidad, la de tus colaboradores y la de tu patrimonio.